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La flacidez de la piel es la pérdida de firmeza y elasticidad que ocurre cuando las fibras de colágeno y elastina, que sostienen la piel, comienzan a debilitarse o degradarse. Esto puede suceder por el envejecimiento natural, la exposición al sol, el estrés, la pérdida de peso rápida o el tabaquismo.
La piel flácida es más común en áreas como el rostro (párpados, mejillas, cuello), brazos, abdomen y muslos. Se debe a una combinación de factores, como la disminución de colágeno, menor producción de ácido hialurónico y cambios en la estructura de los tejidos profundos.
Para tratarla, existen opciones como radiofrecuencia, ultrasonido focalizado, láser, bioestimuladores de colágeno (como ácido poliláctico) e hilos tensores, dependiendo de la zona afectada y la severidad. Mantener una buena hidratación, dieta equilibrada y protección solar también ayuda a prevenirla.